Se arma la de dios. Saltan espectadores y pegan al árbitro. Alguno hasta presume de ello en la prensa: "Yo le di la mejor ostia". En la calle no se habla de otra cosa, y la duda es la sanción que le caerá al holandés y el número de partidos por los que será cerrado su estadio. En esas, sale a la calle "Don Balón", que en esos años tenía circulación e influencia muy importante y estaba dirigida por el famoso José María García, con una portada que provoca aún más escándalo. "La semana de la Cruyffcifixión". Y la ilustra con el Cristo de Velázquez, en el que se pone la cara del holandés. El lío aumenta, dimite José María de director de la revista, aduciendo que sus compañeros de Barcelona le han metido un gol. En la revista, se cuentan por miles las cartas de la España Católica, indignada por el uso de la imagen sagrada para un uso tan mundano.
Al día siguiente, el Comité de Competición falla, tibiamente. Un partido a Cruyff( que luego pasarán a ser tres), multa al Barsa e investigación a Ricardo Melero. No habrá cierre del campo, y dado que se hace por entregas la suspensión a Cruyff, todo vuelve a su cauce.
A la semana siguiente, "Don Balón2 s eexcusa: "Perdón por habernos equivocado", era el titular de la portada, en letras amarillas sobre fondo morado-penitente. Y en la editorial se excusa sin reservas. El periodico "El Alcazar" que había atizado mucho el caso, les concede la absolución en su editorial: "La juventud es impulsiva, pero también generosa, y si lo primero lleva a equivocaciones, lo segundo permite reconocerlas". "Ego, te absolvo", pues.
El que no vuelve a la revista es José María García a consecuencia de estos hechos. Y en el apartado de consecuencias de estos hechos es justo mencionar que la Federación impuso que en todos los campos se colocasen vallas que impidiesen saltar al público.
Johan Cruyff no era la primera vez que se veía envuelto en problemas por una expulsión contra el Málaga. En la temporada 74-75, había sido expulsado en La Rosaleda, negándose a marcharse del campo, teniendo que intervenir los grises para desalojarle de terreno de juego como reflejan estas fotografías que corresponden a dicho encuentro.