martes, 12 de noviembre de 2013

Duncan Edwards: el James Dean del Fútbol

El gran Bobby Charlton dijo que jamás vio a un jugador como él. Ni Di Stéfano, Ni Pelé, contra los que se enfrentó y a los que tanto admiró. De Edwards decía, "Tenía estatura, visión, técnica. Sabía parar el balón con el pecho y enviarlo con precisión a sesenta metros, con una pierna o con otra. Y eso con aquellos balones, pesados y mojados de la época. Jamás me sentí inferior a ningún futbolista salvo a él."

Duncan sobrevivió quince días al accidente aéreo del Manchester en Múnich, días en los cuales tuvo a toda Inglaterra en vivo. Se informaba al detalle sobre su estado, sobre sus raros ratos de conciencia, en uno de los cuales recibió un  reloj de oro que le había enviado el Real Madrid. En otros, preguntaba a sus compañero de cama sobre el próximo partido: "¿A qué hora empieza el partido con los Wolves, Jimmy? Hay que estar preparados."
Su muerte aplazada fue el pero epilogo posible a la catástrofe del Manchester, porque había sido el jugador más querido de Inglaterra. Normalmente partía de la posición de medio izquierda. Desde allí cortaba y repartía, en corto y en largo, y acudía al remate o disparaba desde lejos. Pero jugó ocasionalmente en varios puestos más, incluidos los de defensa central y delantero centro, cuando hubo necesidad de ello. Tenía una fuerza y un dominio del balón propios de un superclase.

Fue el debutante más precoz de la historia de la selección en aquellos años . Tenía 18 años  y 183 días  cuando se produjo la sensacional noticia de su debut con Inglaterra, en un sonado encuentro ante Escocia en el que los ingleses ganaron por 7-2. La precocidad era su divisa; con once años jugaba en la categoría de los quince, con dieciséis debuta en primera división, con el Manchester United, el mismo día que cumple los dieciséis firma su contrato profesional. Con veinte ya ha ganado dos ligas y su exhibición en el Alemania-Inglaterra es comentada en toda Europa. Alemania había ganado la copa del mundo de 1954, en Suiza. Inglaterra la visitó, en Berlín, en mayo de 1956. Duncan Edwards fue la estrella del partido, que ganaron los ingleses por 1-3.
Su entusiasmo por el fútbol no tenía limites. En la temporada 1956-57 jugó 95 partidos, entre el United, la selección y el equipo del Ejército. " Podría jugar todos los días del año si hubiera partidos suficientes", decía de él, Jimmy Murphy , el ayudante de Bysby. Billy Wright destacaba de él su entusiasmo contagioso en el túnel, antes de salir al campo.


Su muerte desoló a Inglaterra. Cinco mil personas atestaron los alrededores  de la pequeña iglesia de Dudley, su ciudad natal, el día del funeral, y lo mismo ocurrió tres años después, cuando se celebró  un memorial al que acudieron todos los supervivientes. Aún en 1993, su madre, ya anciana, declaró que cada año recibía visitas de personas que venían a  interesarse por los recuerdos de "mi pequeño Duncan".

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