Johan Cruyff nunca tuvo edad. Cuando apareció en el gran fútbol era un adolescente, pero en sus ojos ya había una malicia sin tiempo; como si cuando jugaba se apoderara de toda la picardía de la historia. Un niño viejo, que como Al Pacino en "el Precio del poder" quería adueñarse del mundo. Ahora, ya mayor, hay algo en él de aquel niño. Aquella picardía la usa ahora para vivir, y para conservar, sus ganas de desafiar al poder. Un día el poder se llamó Nuñez, hoy Rosell. Nuñez eligió a Cruyff como enemigo y fue a la guerra, terminando la historia con el despido de Cruyff a dos jornadas de la conclusión de la liga. Puede que aquella batalla la ganara Nuñez en su día....pero a la larga la guerra se la llevó Johan, porque , como siempre, supo volar más alto: Mientras Nuñez peleaba por el escudo , Cruyff se quedó con la gloria. Un viejo entrenador que tuve, ya fallecido, solía decir que había dos tipos de entrenadores: "Los que tienen culo y los que no". Dicen que Johan tuvo una flor en el culo. Perfecto. Si tenemos en cuanta la cantidad de miserables con flor que hay en la historia del fútbol, no nos vamos a quejar por la de Johan. Quienes los que aún hoy en día al oír su nombre se acuerden de su flor, habrán sido los mismos que, en su momento se reían de los rondos como método de entrenamiento. Y es que es justo que Johan se haya apoderado de la palabra sueño, al fin y al cabo su apuesta por el fútbol siempre tuvo capacidad de seducción, de belleza, de grandeza y sobre todo, de sentido histórico. Los que viven a ras de suelo ni lo entienden ni lo alcanzan,; Johan siempre voló demasiado alto para ellos.
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