El primer penalti de la Historia

El reglamento del fútbol nació sin penalti y sin muchas cosas que lógicamente se la han ido adaptando con el paso del tiempo, siempre según las necesidades que requerían los tiempos. Esa idea comúnmente arraigada de que el reglamento del fútbol ha sido intocable desde su primera redacción es equivocada. Es más, se podría afirmar que desde su primera redacción, en 1863, hasta 1925, cuando Stanley Rous le da prácticamente que tiene ahora, hubo constantes cambios y mejoras.

El penalti surge a raíz de una jugada producida en un partido de cuartos de final de Copa Inglesa entre el Notts County y el Stoke, en Trent Bridge. En el último minuto, con el partido 1-0 favor del Notts, uno de sus defensas, Hendry, rechazó el balón con la mano cuando entraba en la portería. Según estaba entonces previsto, se señaló una falta directa sobre la línea de gol, con el meta del Notts situado justo detrás de ella. Cómo es lógico, no tuvo problemas en rechazar el tiro y el Notts County ganó el partido.

La jugada no dejó buen sabor de boca y se discutió durante meses la forma de resolver casos así. Hasta que( con muchas oposiciones) a la invención del penalti, un tiro a doce yardas( once metros) desde un punto fijo. Al principio el portero podía adelantarse hasta el borde del área chica, pero después se le obligó  a esperar el tiro sobre la raya, sin poder adelantarse, aunque si moverse lateralmente.

Desde 1930 hasta 1992 se le obligaba   a estar inmóvil sobre la raya, con los pies quietos hasta que el balón fuese puesto en movimiento por el lanzador.

Pero centrándome en el titulo de la entrada, el primero de todos los penalties de la historia lo transformó Heath, para los Wolves, contra el Accrington. Poco a poco fue siendo algo común, pero el principio levantó gran escándalo entre los sectores mas tradicionales, que lo consideraban una especie de gol de matarife, algo que envilecía el juego. De hecho, la Federación Amateur, desligada de la profesional desde la propia creación del profesionalismo, tardó muchos años en admitirlo.

Y durante mucho tiempo los porteros del Corinthians, uno de los grandes clubes ingleses de la época, se negaban a aceptar el castigo y se dejaban batir visiblemente, esperando el tiro apoyados en un poste, en firme ademán de protesta.