miércoles, 20 de noviembre de 2013

Héctor Cuper: el Entrenador con cara de Poker

Si tratamos de interpretar su cara, nunca sabremos si tiene un poker de cuatro ases  o una escalera fallida. Su momificación gestual esconde un personaje con convicciones de hierro e inteligente que tiene las cosas clarisimas. Ahora hablamos de entrenadores comprometidos que conocen a fondo el fútbol y sus secretos, no les gusta su evolución y luchan por cambiarlo. Cúper fue capaz de hacer un análisis igual de profundo, pero sin gastar sus energías en cambiar nada, solo se limitó a aceptar lo que proponía el fútbol de su época. Unos chocaban con la realidad, Cúper se adaptaba. Hay silencios patológicos, pero el de Cúper siempre fue estratégico.
Dicen que detrás de un gran entrenador se esconde un fanático,. Pero lo de Cúper era paradójico: fue un fanático del equilibrio, del sentido común de la austeridad.....
Le bastaron tres palabras para darnos la formula del éxito: "Trabajo, suerte y silencio", y de paso abrirnos las herméticas puertas de su `personalidad. Era un hombre de aspecto penitente que amaba el trabajo. Cuando habla de suerte, más que un hombre humilde podemos ver a alguien realista que no le cree una sola palabra a ese seductor de idiotas que es el éxito. Pero el tema central de su definición es el silencio con el que Cúper venció al éxito y al fracaso.
La tristeza suele ser injusta con uno mismo, sólo así explicamos la crueldad del epitafio de aquel Mallorca en aquella final con la Lazio. Decía Cúper que "las finales se ganan, no se juegan". ¿No hay consuelo para el perdedor? puede ser....¿No hay nada peor que perder una final? Peor es quedarse por el camino y mirar por la TV.

Para el recuerdo nos queda su cara de poker y su capacidad de hacer un equipo competitivo hasta con un equipo de monjas ursulinas.

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